¿CÓMO DISEÑAR PROYECTOS O SITUACIONES DE APRENDIZAJE COMPETENCIAL (realmente competenciales)?
Se ha producido en España un cambio legislativo que aboga por la enseñanza competencial: esa enseñanza en la que se valora el proceso y no el resultado y en la que el alumno es realmente el diseñador y el constructor del paso a paso, de inicio a fin. Sin embargo, aparentemente estos cambios no se están viendo demasiado reflejados en las aulas: los proyectos siguen estando prefijados por los docentes y muy guiados por ellos, ¿por qué sucede esto?
Normalmente, nos da mucho miedo soltar a nuestro alumnado y CONFIAR en lo que de ellos podemos construir. Desde mi punto de vista: se observa poco, se escucha menos y se dirige de más.
Cuando se lleva a cabo un proyecto, en ningún caso las tareas deberían estar programadas desde el inicio, ya que son los alumnos los que han de plantear qué quieren lograr (construir, conseguir, elaborar, diseñar…). Según su edad, necesitarán más o menos nuestra guía para ayudarles a darle forma, pero esa guía surgirá de la escucha, de que observemos y analicemos sus intereses, inquietudes y sus necesidades al respecto.
¿De dónde surge la competencia? de ese debate, de esa decisión, surgirá el producto final. Pues bien, todas las tareas que realicemos a lo largo del proyecto o #situacióndeaprendizaje serán competenciales porque estarán diseñadas para lograr que el alumnado realice ese producto final (que puede ser algo físico o no). Las tareas son la secuencia que tenemos que seguir como grupo para alcanzar nuestra meta, y; para ello, seguro necesitaremos poner en marcha aprendizajes y competencias de todo tipo.
Situaciones competenciales
En resumen y de forma superficial, estas son las claves para diseñar nuestros proyectos competenciales. Evidentemente, en cuanto a la programación, esta será continua y reflexiva, y no podrá estar realizada en su totalidad (ni mucho menos), al comienzo del proyecto.
Lo que nosotros hemos hecho (#3años) es un proyecto sobre animales de la sabana. Nos interesaban datos relevantes sobre ellos y nos encantaba pintarlos: elegimos elaborar un museo sobre sus pieles mientras íbamos descubriendo cosas apasionantes sobre ellos (también con ayuda de las familias).
De observar su interés por la pintura, les propuse la idea de plasmar en cuadros a los animales que ellos quisieran ir conociendo.
¿Cuál iba a ser el producto final? Les planteé realizar un museo en el que mostrar nuestras obras y realizar unas audioguías para que las personas que lo visitaran (familias y los miembros de la comunidad educativa que desearan) pudieran escuchar información sobre esos animales que veían en los cuadros.
¿Qué tareas realizamos, entonces? Elaboramos los cuadros (incrementando la dificultad de las técnicas plásticas), las cartelas e investigamos animales. Hicimos equipos para cada animal y grabamos nuestros podcasts o audioguías contando información sobre ellos. Por último, montamos nuestro museo
A partir de ahí, decidimos el día que invitaríamos a las familias, realizamos los carteles, invitaciones, carnés de guías de museo y entradas. El día clave, nos convertimos en sus guías y les enseñamos nuestro museo, en el que pudieron leer los códigos QR de cada animal y escucharnos en acción
¿Resultado? Unos meses de trabajo se vieron alumbrados por sonrisas de niños, niñas, padres y madres entusiasmados por mostrar y conocer su trabajo y, ellos, sintiendo que habían aprendido con sentido y por y para algo que, además, les interesaba y gustaba.
¿Qué me ayudó a proponer el formato del producto final? En este caso, sus intereses y necesidades: el arte era su interés y el desarrollo de la expresión oral su necesidad (esa que, como adulta y maestra, detecté): por eso elegimos un museo y un formato oral (podcast).
¿Qué te parece esta forma de plantearlo? ¡Estaré encantada de leerte!