Desarrollo de funciones ejecutivas en educación infantil

Desarrollo de funciones ejecutivas en educación infantil

Las funciones ejecutivas en niños abarcan un conjunto de habilidades esenciales que facilitan el procesamiento y organización de la información, la toma de decisiones y la gestión de respuestas emocionales. Estas capacidades son fundamentales para el éxito en diversas tareas, ya sea completar una actividad, resolver un problema o manejar emociones en situaciones conflictivas.

Estudios de renombrados investigadores, como Shallice, describen las funciones ejecutivas como los procesos cognitivos que nos permiten “asociar ideas, movimientos y acciones simples para llevar a cabo tareas más complejas”. Sin embargo, es importante destacar que este concepto abarca una amplia gama de habilidades cognitivas que convergen en la consecución de objetivos.

Resulta crucial comprender por qué es imperativo estimular el desarrollo de estas funciones en los niños. Al nacer, estas habilidades no están completamente desarrolladas, lo que hace imperativo cultivarlas a través de entornos y relaciones sociales propicios.

Las claves de las funciones ejecutivas en niños

Inhibición o autocontrol

Esta habilidad permite resistir estímulos automáticos, ya sean internos o externos, cuando se enfrentan a una situación o tarea. Proporciona el espacio necesario para evaluar los pensamientos y alcanzar el objetivo deseado. Esta capacidad también está estrechamente ligada a la concentración y a la gestión de distracciones, así como a la regulación de respuestas emocionales y estados de ánimo.

Flexibilidad cognitiva

La flexibilidad cognitiva capacita a los niños para adoptar nuevas perspectivas al enfrentar dificultades e imprevistos. Al estimular esta habilidad, se fomenta la creatividad en la búsqueda de alternativas. Por otro lado, la rigidez cognitiva representa la dificultad para adaptarse a nuevas situaciones o enfoques.

Memoria de trabajo

Esta faceta está presente en todas las tareas mentales y se refiere a la capacidad de mantener información activa en la mente. Es esencial en actividades que requieren la manipulación y combinación de datos para resolver problemas o alcanzar objetivos.

Estrategias para estimular las funciones ejecutivas en niños

Es esencial introducir ejercicios que estimulen las funciones ejecutivas en las diferentes etapas educativas, desde la educación infantil hasta la secundaria. Dependiendo de la autonomía que adquieran, se pueden emplear diversas actividades para practicar habilidades como la atención, la memoria de trabajo, el control de respuestas impulsivas y la planificación.

Actividades para desarrollar las funciones ejecutivas en niños

Juegos de roles

A través de la simulación de personajes e historias inventadas, los niños potencian su creatividad. Esta práctica fomenta la interacción, permitiéndoles explorar ideas, deseos y conflictos en un entorno seguro y divertido.

Juegos de mesa y cartas

Estos juegos trabajan la memoria y la organización. Por ejemplo, emparejar cartas o combinar piezas de distintos tamaños y colores.

Actividades físicas

Juegos como las sillas musicales o el pase de balón requieren toma de decisiones y autocontrol.

Aplicaciones en el aula

Además de las actividades mencionadas, en el entorno educativo se pueden implementar ejercicios que fomenten el desarrollo de funciones ejecutivas:

Contar una historia

Fomenta la organización, la memoria de trabajo y la interacción con el entorno.

Rompecabezas y acertijos

Mejoran la eficiencia en la resolución de problemas y la confianza en sí mismos.

Canciones

Desarrollan la coordinación corporal y la inhibición de respuestas.

El cultivo de las funciones ejecutivas en niños contribuye no solo a su desarrollo académico, sino también a su éxito en diversas áreas de la vida. Al proporcionarles herramientas para enfrentar desafíos con confianza y habilidad, estamos preparándolos para un futuro lleno de posibilidades.

Es esencial comprender que estas habilidades no son innatas, sino que requieren nutrirse y desarrollarse a lo largo del tiempo. Esta labor recae no solo en el aula, sino también en el entorno familiar y social. Los padres, educadores y la sociedad en su conjunto tienen la responsabilidad de proporcionar el entorno propicio para el florecimiento de estas capacidades.

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