Llevo años viviendo mis días de maestra de Educación Infantil llenos de ganas, ilusión y aprendizaje. Cada curso que pasa, desaprendo un poco más para cargarme de nuevas experiencias y de la sabiduría que me aportan los niños y niñas de cada una de mis clases. Esa es mi labor, eso es para mí ser maestra de Infantil. Llevando por bandera la frase “Educar es enseñar a ser libres.
Como todas sabemos, este curso ha sido más complicado que los demás: la pandemia nos cambió la vida. Pasamos de los abrazos al gel hidroalcohólico y de los besos a las mascarillas. Sin embargo, eso no ha cambiado nada.
Hemos logrado superar un curso complicado pero, quizá el más necesario y gratificante de todos: por su carga emocional, por la necesidad de tener en el día a día esa sensación de bienestar físico y emocional en nuestro refugio -la clase-, por hacernos creer que en nuestra aula, nada había cambiado porque nosotros podíamos seguir trabajando juntos para cambiar las cosas y hacer del mundo un lugar un poquito mejor. Y sí, así ha sido.
Sin muchas más divagaciones y desde la convicción de que todas las maestras de Educación Infantil nos sentimos un poco así al finalizar este año, quiero plasmar en la que será mi primera entrada de un blog recién inaugurado, la frase más emotiva y significativa que una familia me ha trasladado a lo largo de toda mi historia y experiencia como maestra de Infantil:
“Educar es enseñar a ser libres”
Ortega y Gasset.
Y es que, creo, no he recibido un piropo mayor que este que me hizo llegar una querida familia el pasado martes 22, último día de curso.
Estoy segura de que, aquellas que me conocéis un poco o seguís mi trabajo como maestra de Infantil desde hace un tiempo sabéis ya que el eje fundamental de mi aula es uno: la educación emocional basada en el respeto a la infancia. Para mí, este tándem inseparable pasa necesariamente por partir de una situación de enseñanza-aprendizaje que promueva la libertad: la libertad de acción, de elección, de relación, de experimentación; la libertad para cometer errores, la libertad para ser uno mismo, la libertad para desarrollarse a un ritmo individualizado, la libertad para tener intereses individuales pero también comunes, la libertad de poder decir NO y la libertad de poder llegar a acuerdos consensuados. Todas estas y otras muchas formas de libertad son las que caben en mi aula de Educación Infantil y, por ello, creo que no podrían dedicarme una frase más significativa que el agradecimiento por permitir que la educación de su hijo se imparta desde ese respeto a su libertad.
Con esta reflexión comienzo esta nueva andadura: un blog en el que poder expandir un poco más aquellas ideas o aspectos metodológicos que me gustan, que trabajo y que implemento en mi aula de Educación Infantil. Hablaremos de metodología, de materiales, de enfoques y de propuestas, siempre teniendo en cuenta que buscamos el respeto y la libertad individual y grupal de nuestra aula Infantil y de su alumnado.
Como aprender es mi pasión y desaprender mi tarea, este espacio estará siempre abierto para que (por favor) dejéis vuestras sugerencias, opiniones, aportaciones y controversias de forma constructiva con el fin de que, juntas, logremos cooperar para hacer de la educación el mejor sustento para el mundo porque “Educar es enseñar a ser libres”.
Comparto al 100% la opinión de Sandra en este post. Como docente creo que la educación se basa en la libertad; esa libertad que potencia la autonomía y la iniciativa de los niños y niñas; esa libertad que deja que los alumn@s se equivoquen y superen adversidades; libertad para adquirir compromisos y ser responsables de sus actos; libertad para en definitiva, que se desarrollen como ciudadanos y ciudadanas de las sociedades futuras (competentes, responsables y maduros ). Añado a titulo personal, que el docente debe ser guía de esa libertad pero también debe enseñar (como nos dijo el propio Ortega y Gasset) a dudar de eso que enseñas, construyendo de este modo personas comprometidas y críticas.
Totalmente de acuerdo. Una satisfacción enorme saber de profesionales que ponderan la educación de estas nuevas generaciones en la libertad, su libertad.
Me enorgullece mucho leer tus palabras, Sandra. Hoy en día es esencial que los docentes sean conscientes de la necesidad que tienen los niños de esas libertades que has mencionado, sobre todo la de desarrollarse a un ritmo individualizado. En una era tan robotizada, en la que todos debemos llevar el mismo ritmo, esta visión permite que puedan desarrollarse a su paso sin presiones. Un saludo.
¡Qué suerte para los niños y niñas tenerte como profesora! Estoy totalmente de acuerdo con tu forma de pensar a la hora de enseñar a tus alumnos y alumnas, sobre todo en esta primera etapa de la educación.
Creo que es muy importante que tengan una profesora que sepa guiarles dejándoles su espacio y enseñandoles a trabajar y cooperar unidos, como tantas veces van a hacerlo a lo largo de sus vidas.
Muchas gracias Sandra por este primer post.